Cada forma o figura representanda sobre un papel se comporta como un peso, un peso visual, porque ejerce una fuerza óptica.
Los elementos de nuestra composición gráfica pueden ser imaginados como los pesos de una balanza. Una composición se encuentra en equilibrio si los pesos de los distintos elementos que la forman se compensan entre sí.
Este criterio se aplica principalmente al diseño global, es decir, a la disposición de los elementos sobre la superfície de trabajo. Normalmente se busca este equilibrio, aunque en alguna ocasión se provoca un desequilibrio intencionado para conseguir unos resultados específicos en un diseño.
Definimos el equilibrio como una apreciación subjetiva, en la cual, los elementos de una composición no se van a desprender.